Alcanzar el objetivo de la neutralidad climática propuesto por la UE para 2050, supone un cambio radical de perspectiva por parte de consumidores y empresas. Hemos de dejar atrás el modelo actual de sociedad generadora de altos niveles de gases de efecto invernadero, reduciendo drásticamente las emisiones, de manera que sólo emitamos lo que el planeta es capaz de absorber.
Cada ciudadano de la unión europea genera de media unos 502 kilogramos de residuos al año y solo un 30% hace la separación adecuada.
Pero esto no es un problema solo de la disposición, comienza cuando los propios fabricantes desde el diseño, no toman en cuenta que el ciclo de vida del producto no termina con el uso que le da el cliente final. Este enfoque de usar y tirar, ha generado que los supermercados sigan repletos de plástico de un solo uso y se sigue delegando la responsabilidad del manejo de ese desperdicio en el consumidor final.
La realidad es que apenas 9% de todo el plástico fabricado se recicla y el resto acaba en los vertederos, tardando cientos de años para comenzar a transformarse en algo incluso peor, los micro plásticos que retornan a nuestros hogares en los alimentos y el agua.
Mal asunto, hemos heredado un sistema sumamente ineficiente y tenemos que actuar.
Somos la primera generación que siente los problemas del cambio climático y la última que tiene la oportunidad de hacer algo.
Una economía circular es un sistema de ciclo cerrado que minimiza el exceso. Un modelo de este tipo nos permite reducir el desperdicio, mejorar la productividad de los recursos y gestionar mejor la escasez de recursos, ayudando a reducir el impacto ambiental de la producción en sí.
El modelo de la economía circular, se basa en dos principios básicos de la termodinámica:
Dicho esto, no es posible un modelo 100% eficiente, y siempre, en todo proceso de transformación, se generaran residuos sólidos o emisiones.
Nos esforzamos diariamente por optimizar nuestros procesos y forma parte de nuestro ADN ese deseo constante de mejorar, esa pasión guía nuestras acciones día a día y es un proceso que está en constante evolución.
En cada etapa del proceso, tomamos en cuenta a todos los actores que intervienen, entre ellos, el planeta:
Diseño: reformulamos los productos tradicionales, eliminando el agua de las fórmulas, y con ella, las botellas de plástico, a favor de generar menos residuos, prolongar la vida útil de los productos y hacer un uso más eficiente del agua.
Reducir: prolongando la vida útil de nuestros productos, reducimos la frecuencia de compra y, por lo tanto, se reduce el impacto en el medio ambiente.
Reutilizar: dando una segunda vida al packaging que recibimos de nuestros proveedores, bien sea en nuestro proceso productivo o en los envíos que hacemos a nuestros distribuidores.
Reciclar: gestionando la disposición de residuos.
Recuperar: transformando los productos con desperfectos gracias a nuestras fórmulas reversibles, que se pueden derretir, mezclar y solidificar de nuevo en sus moldes.